jueves, 25 de agosto de 2011

16


Me desperté ya que oí a mi madre chillarme desde la puerta. Tenía muchas cosas que hacer según ella, realmente que yo supiese, no tenía nada que hacer.
Me levanté, desayuné y me duché, ya que a la una, vendría Éric, bueno, él y sus padres.  Me vestí (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=36051070&.locale=es ), y bajé a ayudar a mi madre a organizar el jardín, para la comida. Y llegó él, mostrándome la mejor de sus sonrisas.
-       Parece que estás mejor, ¿no?- me preguntó. No sabía a qué se refería, su olor me había hipnotizado.
-       ¡Oh!, hablas de lo de Jhon, ¿no?
-       Sí de que si no- río.
-       Sí, ya está todo bien- sonreí un tanto desilusionada.
-       Me alegra- dijo, y seguidamente se fue a saludar al resto de la familia.
Después de comer, y como mi madre veía tanto a Éric cómo a mí, muy callados, me dijo:
-       Julie, ¿por qué no le enseñas la casa Éric, que creo que no la ha visto todavía?- dijo pegándome una patada por la mesa.
-       Claro- sonreí falsamente.
Le enseñé la casa y reímos con tonterías y comentarios inoportunos.
-       Bueno, y esta es mi habitación- dije
-       Wuau, que bonita, y que grande.
-       Sí, y que desastre- reí.
-       ¿Oye, me puedo meter en mi twitter desde el ordenador?- me preguntó.
-       Claro.
Yo me tumbé en la cama y comencé a analizar la situación, y me di cuenta que ni siquiera sabía nada de su vida, y supongo que el tampoco de la mía, no sabía que me pasaba, porque me flaqueaban las piernas cuando me sonreía, o porque me dormí pensando en él la noche anterior, no sabía nada, en ese momento, sobre él, sobre mi, sobre mi cabeza y mucho menos sobre mi corazón. - ¿Qué debo hacer?- me preguntaba –mejor dicho, ¿qué hago pensando “¿qué debo hacer?”, debo querer a Jhon, que para eso es mi novio-, pero el problema era que ni me dormía pensando en Jhon, ni me flaqueaban las piernas cuando lo veía, ni me hacía feliz el simple hecho de estar a su lado. Cuando volví a la realidad y dejé de evadirme en mis pensamientos, Éric seguía en el twitter y yo seguía en la cama sin saber que hacer y mucho menos que decir, y recordando lo que pensé la noche anterior y decidí sobre aquel techo, no se me ocurrió nada más estúpido y tonto que decir:
-       A este techo le faltan estrellas, me encantaría tener estrellas en el techo- dije.
-       ¿Qué?- preguntó él volviéndose para mirarme.
-       Sí, como si no hubiera techo, como si estuviera en la playa de noche, mirando el azul del cielo, y contando cada una de las estrellas que hay, ¿no sería genial?
-       Sí, tienes razón, sería…- paró un momento de hablar y después continuó- maravilloso.
Vi cómo cerraba sesión en twitter, y bajaba la pantalla del portátil. Se acercó a la cama, y se tumbó ahí, a mi lado. Podía escuchar su respiración, y supongo que él escucharía la mía. Miraba al techo, aproveché creyendo que no veía y me quedé observándolo, me pilló- dios, que vergüenza- giré la cara de nuevo hacía el techo para disimular, lo evidente. Entonces y sin que me lo esperara, me agarró la cara y la giró hacía sí, y se acercó, lentamente hacía mí, sin prisas, haciendo de esos segundos un mundo para mí, y nos besamos, y nos unimos, y fuimos uno por un momento, y sentí sus labios, ¡Dios mío, jamás había sentido unos labios así!, y me acarició mientras me besaba, y jugó con mi pelo, y me dio el mejor beso de mi vida, y sonreí mientras lo hacía, y sentí sus perfectos dientes rozando suavemente con mi lengua, y eso me hizo sentir un escalofrío, un escalofrío que me elevó a lo más alto del firmamento, me elevó no a tocar el cielo, a atravesarlo y a sentirme mejor que nunca. Y cuando se separó de mí, me sentí vacía. Acto seguido me miró a los ojos, y después se levantó de la cama y se quedó mirando la foto que tenía en la mesita, en la que salía con Jhon, luego me miró, y agachó la cabeza, y se fue de la habitación. Jamás me había sentido tan bien con el beso de alguien, pero ¿y Jhon?- joder, Julie, eres idiota, lo has mandado todo a la mierda por un puto beso- pero lo que yo todavía no sabía, es que él era el que lo había mandado todo a la mierda, desde hacía mucho tiempo.

sábado, 20 de agosto de 2011

15

Este capítulo, a pesar de ser larguísimo, no tiene nada de especial, pero era para mostrar la forma de ser de Juliette antes de que le pasará, lo que le pasó xd y también es para dar pie al capítulo 16, que es bastante bonito:)
Recomendarme por favooooor!
Os quiero mucho<3




Eran las ocho de la tarde, de un sábado de junio, y en París, se debían de estar produciendo miles de situaciones distintas, para la gente, el tiempo pasaba, rápido, pero para nosotros no, nosotros estábamos tirados en el sofá de una casa alejada del ruido y del olor a croissants de París, a las fueras, observándonos, parando el tiempo de aquella tarde. Pero no entiendo porque, en lo mejores momentos siempre ahí algo que lo interrumpe.
-       Joder, el móvil otra vez- dije.
-       No lo cojas- me dijo Jhon- pero yo lo cogí, era Gabri, a parte el no me tenía porque decir que debía hacer.
*Conversación telefónica*
    - Dime Gabri.
    - ¿Interrumpo algo?
    - Nada importante- contesté para no hacerle sentir culpable- ¿Qué querías, amor?
   - Que hemos quedado para ir a tomar un helado o algo a la heladería nueva que han puesto justo en frente de casa de Margot, y luego supongo que iremos a cenar, ¿vienes?
  - Claro, ¿a qué hora?
  - A las ocho y media, voy a tu casa a las ocho y veinte, ¿vale?
  - Vale, me voy para allá, que estoy en casa de Jhon, luego te veo, adiós.
  - Adiós, te quiero.
*Cierre conversación telefónica*
-       ¿Dónde te vas?- preguntó Jhon.
-       A casa, a cambiarme, he quedado con las chicas y me tengo que duchar y todas esas cosas- dije sonriéndole
-       ¿Y por qué no te quedas aquí, y te duchas conmigo?- dijo metiéndome la mano por el costado del muslo, entre el bikini que todavía llevaba puesto.
-       Porque no- dije sacándole la mano, y con mal tono.
Me vestí rápido, cogí las cosas y me despedí de Jhon dándole un beso un tanto seco.
-       Luego te llamo- dijo chillando ya que yo ya había salido de su casa, y estaba abriendo la verja del jardín.
-       Esperaré tu llamada impaciente- le contesté a sabiendas de que no me llamaría.
Llegue a casa, no había nadie, asique subía mi cuarto a ducharme, pero antes encendí un momento el ordenador para ver el twitter, no tenía nada interesante. Espera, sí, un nuevo seguidor, Éric, le seguí de vuelta, y aproveché para cotillearle un poco, su foto era muy bonita, salía tan guapo, era tan guapo.
Apagué el ordenador, y me metí a la ducha. El agua parecía llevarse todas mis preocupaciones, salían de mi mente, se mezclaban entre el agua, resbalaban por mi bronceada piel, y se perdían por el desagüe hasta llegar a parar a Dios sabe dónde.
Salí de la ducha, me apoyé en el lavabo, con la cabeza agachada y la levanté lentamente, me quedé mirando a la nada unos minutos, con la mente en blanco, relajada, estaba feliz, a pesar de todo, no soportaba al idiota de Jhon, pero a la vez lo quería, un año es mucho tiempo.
Me vestí(http://www.polyvore.com/cgi/set?id=35874849&.locale=es), me peiné, y me pinté. En ese momento, escuché el ruido del timbre, cogí el móvil y bajé, ya que sabía que sería Gabrielle.
-       ¿Estás lista?- me preguntó.
-       Sí, lista y preparada para disfrutar de la vida- dije sonriente, ya que, sin motivo, o tal vez sí, radiaba de alegría.
Subimos en nuestras respectivas motos, y como de costumbre llegábamos tarde, y ahí estaban las demás, Briggite, Margot, Alexa y Nicole, esperándonos impacientes.
-       Ya era hora, guapas- dijo Nicole.
-       Lo bueno se hace esperar- dije bromeando, reímos.
-       ¿Dónde vas tu tan pija?- me dijo Margot.
-       Ya sabes como soy- dije y acto seguido reímos.
En aquellos tiempos, yo era una chica llena de vitalidad y de alegría, siempre sonriente, siempre feliz.
Pasamos una buena tarde, una buena noche. Era la una y media de la madrugada, estábamos en nuestro rincón, el lugar dónde nos gustaba evadirnos del mundo, dónde solo existíamos nosotras y dónde solo había lugar para las carcajadas.
-       Me apetece un porro, joder- dijo Margot.
-       Viciosa jajaja- le contestó Briggite, aunque a ella le apetecía tanto o más lo mismo, de hecho, nos apetecía a todas.
-       Hace mucho que no me fumo uno, realmente- contesté.
-       Y yo, ayer- dijo Margot divertida. Todas reímos. Que loca estaba Margot, vivía la vida al límite, totalmente. Siempre decía que tarde o temprano morimos, que qué más da, vivir antes que después, que tal vez mañana amaneciese muerta, y que tenía que vivir la vida. Salía con nosotras, pero luego también salía con otra clase de gente, tan… como ella. No es que las demás fuéramos unas santas, pero desde que sus padres murieron, había cambiado, nada le importaba. Vivía con su tía, y esta le dejaba hacer lo que quería.
-       ¿Nos fumamos uno?- preguntó Gabrielle.
-       Bueno, un día es un día- dijo Alexa.
Yo no tuve ganas, no lo hice.
El sonido de mi móvil, interrumpió la situación.
-       Joder, Julie, siempre te llaman a ti- dijo Briggite bromeando.
-       Soy una chica solicitada- dije y después reí- es mi madre- dije con cara de fastidio.
*Conexión telefónica*
-       Ven para casa, Julie.
-       Mamá, te recuerdo que no tengo hora.
-       Pero es que mañana vendrán Camille y Florián con sus hijos a comer, y no quiero que te levantes a las 2 de la tarde.
-       Esta bien, ya voy.
*Cierre conversación telefónica*
- ¿Qué pasa?- me preguntó Gabrielle.
-       Nada, que me tengo que ir, mañana os cuento, os quiero, putis, de verdad.
-       Ale, tira, abandónanos- dijo Alexa bromeando.
Me subí a la moto, el aire era frío, pero agradable, aquella noche parecía mágica, era uno de esas noches en las que el cielo es morado, y la luna es llena, noche en la que cientos de parejas estarían paseando su amor por las aceras de París; amor, cuando pensé en aquella palabra, no sé ni como ni por qué, me vino a la mente ese chico, Éric, mañana lo vería, luciendo su bonita sonrisa, sonriéndome. El trayecto hasta casa, lo pasé sin poder quitármelo de la cabeza- ¿Qué me pasa?- pensaba- yo quiero a Jhon- intentaba pensar. Llegué a casa, me tumbé en la cama, observé el techo, le faltaba algo, le faltaba encanto, le faltaba magia, le faltaba brillo, le faltaban estrellas, exacto, eso le faltaba a aquel techo, estrellas, observé el techo durante un minuto más y caí rendida víctima del sueño.

miércoles, 17 de agosto de 2011

14


Hola, primero de todo LO SIENTO, de verdad, siento haber tardado tanto en subir capi, pero es que se me escoñó' el internet, y encima cuando me lo arreglaron, me fui de viaje, osea que... pero bueno, que lo bueno se hace esperar, ¿no? xd
Pues eso, que aquí está el 14, no es gran cosa, pero espero que os guste y que pidáis siguiente.
Ah! por favor, ¿podéis recomendarme? Gracias:)
Pd: Un besazo, os quiero :3333


Y ahora ¿qué? ¿Qué pretendía con esto? ¿Cambiar las ruedas de nuestro carromato por unas con llantas muy modernas? ¿Se ha preguntado si yo ahora quiero tirar el carromato a un desguace y comprarme un deportivo de lujo? Pero Julie, le quieres, ¿qué estás pensando?, estas loca, definitivamente, lo estás- pensaba.
Decidí dormirme para esperar a que pasara aquella noche y así poder mirar a Jhon a los ojos y decirle lo mucho que lo amaba, o tal vez decirle que no lo amaba tanto, y que quería que todo terminara. Me dormí, las horas se pasan rápido cuando lo haces, se pasan por tu mente cientos de situaciones imaginarias, sueños frustrados, sueños soñados, o simplemente sueños que olvidas con facilidad al día siguiente, sueños, sensaciones… Pero cuando esos sueños se ven interrumpidos, te cagas en todos los muertos del que fabrico el despertador, del que te está despertando, o como fue en ese caso de la persona que te está llamando.
*Conversación telefónica*
- ¿Quién?- dije con voz de “me has jodido gilipollas”
-  ¿Estabas durmiendo?- era Jhon, ¿pero será imbécil? pensé. Sí, cuando me despierto tengo muy mala leche, lo reconozco.
- Sí.
- Lo siento- sé que no lo sentía- en una hora en mi casa, vente, todo el día, tengo sorpresas para ti.
- Vale- dije desganada, ahora iré.
Sinceramente, después de esa sosa llamada, me animé, me di cuenta de que tal vez esto tenía futuro. Desayuné un zumo y una tostada, me vestí, me peiné y me pinté. Cogí una mochila con todo lo que necesita y bajé al salón a decirle a mi madre que me iba.
-       Mamá, me voy a casa de Jhon.
-       Creía que estabais enfadados.
-       Ya no, me voy allí a pasar el día.
-       Vale, pasalo bien- dijo tras darme un beso.
-       Claro, te quiero.
Cogí la moto, y sin ni siquiera darme cuenta, ya estaba en la puerta de su casa, y sin más, ya estaba besándole.
-       ¿Hay alguien?- pregunté.
-       No, estamos solos, solos tú y yo.
-       Hacía tiempo que no estábamos solos.
-       Sí- dijo agachando la cabeza porque sabía que en parte era por su culpa, era por su culpa que ya no pasáramos tanto tiempo juntos, que ya no fuera todo como antes.
Y sin más ya estaba en su cama, y sin más ya estábamos haciendo el amor.
Cuando terminamos, Jhon parecía más tranquilo, como si todo estuviera arreglado, de hecho, sé que lo pensaba. ¿Por qué para él todo se solucionaba con un simple “polvo”? Supongo que no era más que un hombre.
-       ¿Ha estado bien?- me preguntó.
-       Sí- odiaba que me hicieran ese tipo de preguntas, de verdad, me preguntaba eso y no era capaz de preguntarme por algo de nuestra relación, yo para él solo era un polvo tonto de vez en cuando a pesar de que siempre lo negara, pero a pesar de eso, lo quería, de verdad que lo hacía, pero, poco a poco, me estaba perdiendo.
-       Siempre está bien conmigo, ¡eh!
-       Eres un creído de mierda, Jhon- dije bromeando, pero pensándolo a la vez.
-       Pero me quieres.
-       Eso se podría discutir.
Al final, el día fue bien, bastante bien, comimos un plato de categoría, macarrones con tomate, nos bañamos en su piscina y tras tiempo sin hacerlo, fuimos felices juntos. Tal vez está relación todavía no fuera un deportivo, pero ahora ya era un coche de caballos.

viernes, 5 de agosto de 2011

13

Entré en casa llorando, no podía dejar que mi madre me viera así, me dirigí hacia el aseo, allí estaba él, me miraba con cara de haberlo visto. Mierda. Odiaba que la gente me viera sufrir, parecía que lo hiciera por dar pena. Se fue al salón y yo entre en el baño. Me miré al espejo. Wau, el rímel seguía intacto.
-       Juliette, sal a cenar- era la voz de mi madre.
-       Ya voy, un momento- chillé. Me lavé la cara y salí a cenar.
Me senté en la mesa y no probé bocado.
-       Julie, ven a la cocina, por favor- me dijo mi madre- ¿se puede saber que te pasa?
-       Que por esta estúpida cena he discutido fuertemente con Jhon.
-       Pues lo siento, pero esa no es la culpa de los demás.
-       Vale, ¿acaso he hecho algo?
-       No, simplemente que no has comido nada.
-       Tranquila, ahora lo haré.
-       Eso espero.
Salimos de nuevo a la mesa, pegué un bocado a un canapé y dije:
-       Ves, ya he comido algo- y me levanté de la mesa para ir al jardín a relajarme.
Que extraño, pensé, mi madre no me ha seguido para ordenarme sentarme en la mesa.
La luna era hermosa esa noche, grande, pero frágil. Me apoyé en una barandilla que daba vistas al jardín, y si eres bastante alto, tal vez podrías ver todo París. Pensaba, lloraba, analizaba la situación. Oí unos pasos que venían de la puerta de salida hacía el jardín, me volví y era él, aquel chico, Éric. Se encendió un cigarro, supongo que salió fuera porque mi madre le dijo que no podía fumar dentro de casa.
-       ¿Tienes un cigarro?- le pregunté mientras se sentaba en un sillón.
-       Claro, toma- dijo dándome un cigarro y prestándome su mechero.
Estuvimos un tiempo en silencio, realmente, no teníamos nada que decir, supongo.
-       No te merece- me dijo.
-       ¿Qué?- dije sin entender a que venía ese comentario.
-       Ese chico, digo, que no te merece. Si no te respeta, no te merece.
-       No lo entiendes.
-       Si que lo entiendo, no soy idiota.
-       No, no entiendes que me da igual que me merezca o no, yo le quiero.
El silencio volvió a hacer acto de presencia hasta que el se termino aquel cigarro.
-       Me voy dentro- dijo apagando su cigarro ya consumido.
-       Espera- dije, acto seguido él se dio la vuelta- quédate aquí, por favor, me tranquilizas aun sin decir nada.
-       Ninguna chica me había pedido nunca que me quedara sentado a su lado, sin hacer nada prohibido- dijo sonriendo pícaramente.
-       Para todo hay una primera vez, ¿no?
Estuvimos hablando un rato de Jhon, de su vida, de sus amigos, de su moto… recordé a Jhon, rompí a llorar de nuevo. Se acercó y me limpió una lágrima con su mano. Me puso la carne de gallina.
-       Ven, te vendrá bien dar una vuelta, te llevaré con la moto- dijo sonriendo.
No me parecía lo más correcto después de haber “roto” con Jhon, pero, fui incapaz de negarme.
Estuvimos media hora quemando las ruedas, quemando la carretera, quemando la noche, quemando recuerdos, después de tanto fuego, ardía de ganas de besarle, de sentirle. Pero ¿qué? Julie, estás enamorada de Jhon, olvídate de Éric, además, es un bala perdida, alguien con una vida un tanto ¿oscura?, amas, lo amas, amas a Jhon; pensaba intentando quitarme esa idea de la cabeza, intentando reprimir mis ganas de abrazar a alguien que no fuese Jhon.
-       Llévame a casa- dije mientras el viento que me rozaba en la cara, me impedía mirar al frente.
-       Claro.
Llegamos a casa, me sentía mejor, no sabía si por el paseo, o si por su presencia, o tal vez era por ambas cosas.
-       Gracias, me siento más tranquila- dije abriendo la verja de casa- ¿no entras?
-       No, me quedaré aquí un rato, voy a fumarme un peta- guau, que malote, pensé. Siempre me han gustado los malotes.
-       Pues que lo disfrutes.
Entré en casa.
-       Hija, ¿estás mejor?
-       Si mamá, me voy a dormir.
Subí a mi habitación y me tumbé en la cama, cogí el móvil que había dejado olvido encima de esta, 5 llamadas perdidas y un mensaje en el contestador. Eran todas de Jhon.
*Contestador*
Julie, soy Jhon, lo siento, me he portado como un imbécil, perdóname, mañana te compensaré. Te quiero.
*Fin mensaje*

martes, 2 de agosto de 2011

12

Hola, lo primero de todo, daros las gracias por votarme en el concurso, ya que gracias a vuestros votos, he ganado:)
Y lo segundo que aquí tenéis el capítulo, es bastante largo, para compensar que el otro era muy corto. Espero que os guste:)
Un beso<3

Estuve media hora intentando localizarlo sin conseguirlo, asique, desistí. Eran las ocho y media, la tarde se me pasó volando, realmente. Asique decidí empezar a arreglarme. Me duche rápido, me sequé el pelo y me planché un pelo rebelde, ya que tengo el pelo muy liso y no suelo planchármelo. Empecé a mirar ropa en el vestidor, pero no tenía ni la más remota idea de que me debía de poner.
-       Mamá, ¿tengo que ir arreglada?- chillé.
-       Sí.
Genial, pensé irónicamente. Me puse un vestido rosa claro de tirantes, todo de volantes, y unos zapatos de tacón, del mismo tono y de charol. Me pinté, no demasiado y a las nueve y dieciséis, salí de mi habitación.
-       Perfecta, como siempre- dijo mi madre para animar el ambiente, ya que sabía que estaba enfadada. Sonreí falsamente y me senté en el sofá, a esperar que llegaran y se pasara pronto esta estúpida cena.
Cogí el móvil para intentar localizar por 65746876978657452 vez a Jhon, *El teléfono al que esta llamando no se encuentra disponible…* puta frasecita. En ese momento tocaron al timbre, fui corriendo a abir con la esperanza de que fuera Jhon, y de que mi madre en uno de sus despliegues de generosidad, me dejara irme con él. Pero desgraciadamente o no tanto, el que se encontraba al otro lado de la puerta no era él, sino un chico realmente guapo, más que eso diría yo, era alto, moreno de pelo corto y oscuro, ojos marrones, labios que pedían a gritos un beso, cuerpo perfecto…, era realmente guapo, ¡Ah! Y también venía acompañado de una mujer, debía de ser su madre, el que parecía ser su padre, y una niña que seguramente sería su hermana. En ese momento mi madre salió al recibidor, y al ver a Camille, se acercaron mutuamente para darse un fuerte abrazo. Parecía sacado de un culebrón barato, al menos, sé que no lo era. En ese momento, observé de reojo como el chico me miraba también de reojo, observándome con un tanto de ¿deseo?. Me sentí alagada a la vez que intimidada, y me fui para dentro, comprobando tras un espejo si me seguía con la mirada, lo hizo durante cerca de tres segundos, pero luego dejó de hacerlo ya que mi madre se acercó a él.
-       Eric, que mayor estás, has crecido muchísimo. Hacía demasiados años que no te veía- dijo mamá haciéndose la simpática, él sonrió cordialmente y todos se fueron hacia el salón donde nos encontrábamos mi padre, mi hermana y yo.
Los padres se acercaron, se dieron un abrazo estuvieron charlando los cuatro, cerca de 30 segundos, y me llamaron mis padres, supongo que para hacer las incómodas presentaciones.
-        Julie, Candy, venid, todavía no os han presentado.
Mi hermana me miró con cara de fastidio y fuimos hacia ellos
-       Hola, soy Juliette- dije sonriendo falsamente mientras les daba dos besos a cada uno, a Camille, a Florian, a la niña pequeña que todavía no sabía como se llamaba y aquel chico, Éric. Cuando le di dos besos, pude oler su colonia, 1 million, realmente me gustaba, y de hecho, me gustaba mucho.
Se sentaron en el sofá a charlar mientras mi madre terminaba de sacar algo para picotear.
Éric se acercó a mi padre para preguntarle donde estaba el baño
-       En la entrada, junto a las escaleras- contestó mi padre. Él le dio las gracias sonriendo cordialmente.
En ese instante el sonido del timbre invadió la casa. Suponía que sería Jhon, por eso fui yo a abrir la puerta.
-       Wau, princesa, estás más espectacular de lo que me esperaba.
-       Pues me parece que hoy más que princesa voy a ser bruja- contesté agachando la cabeza.
-       No lo creo.
-       Pues deberías.
-       ¿A qué está viniendo esto, Julie?
-       Está viniendo a que hoy no puedo salir.
-       Jajajaja- rió- venga, ahora enserio, ¿qué pasa?
-       Te lo acabo de decir, sabes que odio tener que repetir las cosas.
-       ¡¿Qué?!- dijo mirándome un tanto enfadado- ¿y para esto me has hecho reservar en tu restaurante preferido?¿para esto me has hecho comprarte flores?¿para esto me has hecho vestirme como un idiota?¿para humillarme, no?¿por todo lo que te he hecho sufrir según tú?
-       Pues no, fíjate tu que no. Lo he hecho para poder darme cuenta si de verdad esta relación lleva a algo para eso te he hecho vestirte así, para eso te he hecho dejar a tus amigos por una puta noche y quedar contigo- dije llorando- pero no te he dejado tirado por humillarte, de hecho no te quería hacer esto. Lo he hecho porque unos amigos de toda la vida que se mudaron hace muchos años venían a cenar, pero yo quería irme contigo, ¿sabes? Quería irme a parar el tiempo a tu lado, ha hacer que la carretera bajo tu moto fuera nuestra, hacer que la luna tuviera envidia de nosotros y de nuestros besos. Pero tú no eres capaz de comprender que solo tengo 17 años, que yo no puedo hacer lo que quiera, porque si pudiera me marcharía ahora mismo contigo y no me importaría lo que pasará al volver, porque nadie debería cuestionar mis decisiones. Pero soy una mañaca que no tiene la libertad que querría tener.
-       Pues si de verdad me quieres, hazlo, mírame, hazlo, vente conmigo y haz por una vez lo que sientas.
-       Lo siento, no puedo- dije llorando.
-       Pues entonces yo tampoco puedo esperarte eternamente- dijo mientras una lágrima recorría su cara- no es por una puta noche, es porque está noche significaba demasiado, hacíamos un año, ¿recuerdas?
-       Claro que lo recuerdo, ¿acaso te crees que no me importas?
-       No sé, yo ya no creo nada, Julie.
-       Si por esto te vas a poner así, si no eres capaz de comprenderme, vete a la mierda, tio- dije haciéndome la orgullosa, mientras me arrepentía de cada palabra que había pronunciado.
-       Bien, si así lo quieres me voy, ¡pero para siempre, eh!- dijo dándose la vuelta.
-       ¡No Jhon, espera!- dije corriendo tras él- espera…- dije en voz baja mientras lo veía alejarse.