lunes, 25 de julio de 2011

8

Me puse la tirita y salí del baño, me senté en la cama y en ese momento oí como mi madre intentaba abrir la puerta de mi habitación; intento fallido; sabia que al oír el ruido del cristal subiría, y por eso cerré la puerta con pestillo.
-       Juliette, ¿se puede saber que ha pasado?
-       Nada- respondí secamente.
-       ¿Y ese ruido?
-       Que te he dicho que nada, ¿vale?- dije gritando.
-       Estoy harta, harta de que te pases la vida enfadada con el mundo, ¿acaso no puedes ser una adolescente normal?- contestó con el mismo tono de voz que yo.
-       Pues no, fíjate tú, no, quien sabe tal vez es porque me falta él, por ejemplo.
-       Siempre la misma historia.
-       Tu no lo entiendes, no entiendes nada, vives en tu burbuja y ni siquiera lo entiendes, vete no quiero hablar contigo, veteeeee- dije chillando y concluyendo la discusión.
Estallé en llanto, la acababa de tratar como a una mierda, la había pisoteado, quería abrazarla y pedirle perdón, pero era demasiado orgullosa para hacerlo. Me senté en el suelo, apoyada en los pies de la cama, llorando. Me sonó el móvil que todavía llevaba en el bolsillo, era Gabrielle.
*Conexión telefónica*
-       Hola.
-       ¿Qué pasa? ¿Ya estás llorando?
-       Es que, sus padres están aquí, riendo como si no hubiese pasado nada, y ¿sabes qué? si que ha pasado.
-       No olvidan, superan, cosa que tú deberías hacer.
-       No es tan fácil…
-       No digas eso, ni siquiera lo has intentado.
-       Lo sé, pero es que encima acabo de discutir con mi madre, la he tratado fatal.
-       Puff… seguro que ha sido porque te ha dicho algo de él, ¿verdad?
-       Sí…
-       Es que no entiendo porque te empeñas en pensar así, recuerda los buenos momentos, a ver, cuéntame algo que hicierais algún día.
-       … Fue maravilloso, fue mágico, fue especial.
-       ¿El qué?
-        Nuestro primer beso, sé que te lo he contado cientos de veces, pero me encanta escucharlo. Era 27 de mayo, nuestros padres habían quedado juntos para hacer una barbacoa, y el vino. Después de comer subimos a mi habitación, para que mirara su Twitter, no nos llevábamos demasiado bien, yo no sabía nada de su vida, ni él de la mía, nos veíamos de vez en cuando, y punto, pero a mi me gustaba, y mucho, a pesar de tener novio, me parecía perfectamente perfecto. Yo estaba tumbada en la cama mirando al techo, no se me ocurrió nada más estúpido que decir ”Me gustaría tener estrellas en el techo” “¿Qué?” me dijo él “Sí, estrellas, cómo si no hubiera techo, como si estuviera en la playa de noche mirando las estrellas” vi cómo cerraba sesión en el Twitter y se acercaba hacia mí, se tumbó en la cama y dijo “No estaría mal” nos quedamos un rato tumbados, en silencio mirando al techo. Giré la cabeza y lo miré, me pilló in fraganti, a si que volví a girar la cabeza intentando disimular lo que era evidente, me cogió la cara, la giró hacia si y se acercó a mí para darme el besó de mi vida. Nos separamos, no sabía que hacer, no sabía donde meterme, él sabía que tenía novio, yo también lo sabía, pero no me separé hasta que él no lo hizo, porque no quería hacerlo, porque fue maravilloso. Se levantó de la cama y vió la foto que había encima de la mesita, estaba con el que entonces era mi novio, miró detenidamente la foto y luego abrió la puerta y se fue. Nunca había sentido nada parecido con el beso de nadie.
Sé que te lo he contado mil veces, pero…
-       Pero me sigue encantando escucharlo.
-       Gracias, Gabri, en serio, gracias.
-       Bueno, me voy, mañana te llamo. Te quiero mucho.
-       Y yo
*Cierre conversación telefónica*

4 comentarios:

  1. BUAHAHA, siguiente valiente zorra:)
    Me encanta<3

    ResponderEliminar
  2. siguienteeee!!!, de verdad me encanta como escribes, escribir es lo tuyo.
    me encanta la novela por cierto, muchos besos:)

    ResponderEliminar
  3. Siguienteeee, por favorrr!
    Me encantá, espere tanto que subieras algo jajajaaja :)
    Un beso ♥

    ResponderEliminar